dilluns, 24 d’octubre del 2011

Els crítics i Jo, Dalí

Crítica de Jo, Dalí ABC Pablo Meléndez Hadad

La ópera «Jo, Dalí», de Xavier Benguerel, estrenada el pasado mes de junio en el madrileño Teatro de La Zarzuela, aterriza a partir de mañana en el Liceu después de más de una década de espera. El compositor explicó el origen de esta nueva obra contemporánea española: «Se iba a estrenar en La Zarzuela en 2004, cuando Xavier Casal dirigía ese teatro, pero dimitió y su sustituto, José Antonio Campos, me dijo que la ópera debía estrenarse en el Real o en el Liceu». Y así pasó una década. El caso es que esta nueva creación por fin ha podido ver la luz y recala a partir de mañana, con tres funciones, en el Gran Teatre con idéntico reparto al de la première madrileña, un montaje que firma teatralmente Xavier Albertí y Miquel Ortega en su vertiente musical.

El libreto, en cuatro actos, es del dramaturgo Jaime Salom, quien se basó en una obra suya, «Casi una diosa», sobre la vida de Gala Dalí. Según Benguerel, «la ópera nace y se desarrolla partiendo de lo que el libreto expresa: es la acción de lo que las palabras dicen lo que me sugiere no solo la música, sino también la acción dramática». El compositor escribió la ópera entre 1999 y 2001, con miras al entonces centenario del nacimiento de Dalí que se celebró en 2004 y constituye su mayor reto compositivo en el ámbito teatral. «Me ayudó mi larga experiencia con la voz humana, que está presente en muchas de mis composiciones», apunta.

Velázquez y Vermeer

Xavier Albertí, por su parte, comentó que para la producción se inspiró en la obra pictórica del propio Dalí —pese a que en la ya que en la ópera no aparecen obras de Dalí— pero también en la de Velázquez y Vermeer, en concreto en dos de sus obras más representativas, «Las Meninas» y «El arte de la pintura».

El vestuario historicista pretende acercarse a lo que Benguerel y Salom intentaban describir: «una reflexión sobre la función del creador en el mundo contemporáneo, sobre las pulsiones humanas que hay en este conflicto. Gracias a Velázquez y Vermeer hemos inventado un engranaje en el que la imagen iconográfica de la pintura de Dalí es usada con cuentagotas, mientras que sí aparecen los reversos de los cuadros para que el espectador intuya lo que pinta Dalí de espaldas, que no es otra cosa que toda una época, en la que el pintor ampurdanés fue un centro de gravedad». Para Miquel Ortega la ópera es como «una gran sinfonía, con una sección de percusión que tiene un protagonismo especial y una música que siempre está explicando lo que sucede en escena a partir de un lenguaje atonal, pero sin pedir cosas imposibles a las voces».

La obra, una coproducción del Festival Operadhoy, el Teatro de La Zarzuela y el Liceu, contará con las voces de, entre otros, Joan Martín-Royo, Marisa Martins y Antoni Comas.